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sábado, 22 de marzo de 2008

Diario de un diario.

La vida de un periódico debe ser deprimente. Todo comienza de un modo más que exitoso, cuando te dejan en la barra del bar y todos se pelean por leerte. Pero, según van pasando las horas, la cosa va a peor, el interés disminuye y cuando termina la jornada, uno escucha por primera vez la frase fatídica: "Es el de ayer". Entonces, el pobre periódico ya sabe cuál es su destino: el contenedor de reciclaje. (Con la llegada del papel de plata, ya ni para envolver bocadillos).

Pero no te deprimas, amigo periódico. Reciclarse es lo contrario de morir. Volverás a ser el diario del día, o quizás acabes de Premio Planeta. O lo mismo acabas de rollo de papel higiénico. (Siempre tiene que haber un pesimista que lo arruine todo, leñe).

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