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sábado, 23 de febrero de 2008

¡Te tuve a tiro, viejo! (Una de ironías de la guerra)

Una guerra es matar a gente que no te ha hecho nada por gente que no moriría por ti. El único consuelo es que esos a los que matas son siempre anónimos. Bueno, casi siempre.

David Morgan conocía un montón de datos de los hombres a los que había matado. Su nombre, su edad, la unidad a la que pertencían, el avión que volaban...hasta sus caras en fotografia. Gajes del combate aéreo.

David Morgan marchó a las Malvinas como un teniente confuso, nervioso y algo asustado, y volvió al Reino Unido como un héroe de guerra con cuatro derribos de aparatos argentinos bajo sus alas.

David Morgan empezó a ver un fantasma. No sabía convivir con la evidencia de que se sentía como un asesino a sueldo de su patria. Como consecuencia natural, su matrimonio cayó en picado y se estrelló contra un divorcio. La siguiente casilla del juego de la autodestrucción fue, lógicamente, la bebida. Pero el fantasma no se iba, seguía ahí.

Héctor Sánchez también recibía la visita ocasional del fantasma de las Malvinas. Había perdido la guerra, y, mucho peor, había perdido amigos. Hasta que un día decidió que había que espantar a aquel espectro que no le dejaba vivir. Y se puso en contacto con un periodista inglés que, de seguro, le podría echar una mano.

No era la primera vez que sus caminos se cruzaban, pero no habían sido formalmente presentados. Quizás porque durante su primer encuentro, ambos volaban a cientos de kilómetros por hora en una frenética pugna por matarse el uno al otro. Ahora, con la suave calma que da un pub inglés, Héctor y David tuvieron tiempo de dar cada uno su versión de los acontecimientos de aquel 8 de junio de 1982 y analizar con calma lo sucedido. Fue entonces que David supo que Héctor lo había tenido a tiro, pero el cañón se le encasquilló. Fue entonces que David supo que estaba vivo de milagro. Y en aquella noche que se volvió madrugada, no se sabe en qué ronda, aquel maldito fantasma hizo mutis por el foro mientras dos hombres aprendían a convivir con su dolor.

David Morgan y Héctor Sánchez siguen en contacto y gustan de llamarse mutuamente "amigo". El amigo al que quise matar y que no pudo matarme. Ironías de la vida y la guerra, ya digo.

David Morgan en una imagen reciente, con sus medallas en el pecho y sus cicatrices en el alma.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Soy dominicano y cuando la esa guerra era un niño, pero las noticias me impactaron. Pero ahora este episodio me ha impactado tanto que hasta me saco lagrimas de los ojos.

Esto demuestra que grande es el perdon y que los que pelean en la guerra solo son istrumentos que no les importa a quienes las fabrican.

Vivan Morgan y Sanchez

Daniel Jackson dijo...

Me alegro mucho de que te haya gustado la entrada. Gracias por visitar mi blog y dejarme un mensaje.

Un abrazo desde España.

Kentaro dijo...

Muy bueno, vi algo parecido en pero en el desembarco de normandia , muchisimos años despues, un estadounidense que desembarco ai se encontro con un aleman que defendio ese lugar, despues de muchos años no son mas que hombres que luchaban por su vida.

meJULIMAN dijo...

me llamo JULIO soy de Tucumán Argentina. Eran un joven lleno de fervor patriótico y aunque fui exeptuado del servicio militar, me anote voluntario, nunca me llamaron. Quiero expresar mi respeto a MR MORGAN y asunque no concuerde con muchas personas, siento que impulsado por la fuerza de la juventud solo cumplía con su deber. Es mi deseo que conozca a DIOS y que tenga la certeza que EL sabe comprender, perdonar y restaurar lo perdido