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lunes, 14 de enero de 2008

Señor Alcaide, que me meo. (La accidentada ejecución de Chris Newton).

(Pese a que saben ustedes lo dado que soy a las fantasías pretendidamente humorísticas, esto de hoy es real como la pena de muerte misma, palabrita oficial del Departamento de Prisiones de Ohio, USA).

El común de los mortales vivos no se para a pensar más de unos segundos al año sobre el tema y siempre suele llegar a la misma conclusión: lo de la inyección letal es un muerte de lo más dulce. Te duermen y ya está. Eso es la teoría.

Christopher Newton era un preso que estaba como una cabra montada en una regadera. Un día se mosqueó con su compañero de celda por lo mal que jugaba al ajedrez y le dio una paliza mixta que lo dejó herido de muerte. El estado de Ohio decidió pagarle con la misma moneda. Newton está de acuerdo y pide que le liquiden lo antes posible.

10:03 de la mañana del 24 de Mayo de 2007. Comienza el ajusticiamiento en una sala médica contigua a la de ejecución. Los testigos siguen el proceso por un monitor.

10:10, el "personal sanitario" (vamos, los verdugos) siguen buscando desesperadamente una vena adecuada. Llevan 10 pìnchazos fallidos 10.

10:27, consiguen acertar con el brazo izquierdo, pero el reglamento demanda también otra vía de reserva.

10:56, todavía no se ha podido completar la operación. El nerviosismo y la impaciencia corren paralelos. Un funcionario de la cárcel pide silencio a los testigos, al tiempo que los verdugos abandonan la sala, para estar de vuelta dos minutos después.

11:05, se le concede al condenado un permiso de 2 minutos para ir al servicio.

11:28, por fin atinan con el brazo derecho. Ya se puede pasar a la cámara de ejecución para rematar el tema.

11:33, Newton y el resto del macabro desfile hacen acto de presencia.

11:36, atado a la camilla, el reo dice sus últimas palabras. Un minuto después, se da la orden de comenzar a inyectar productos.

11:39, Newton cierra los ojos. Pocos después comienza a sufrir convulsiones surtidas.

11:45, paran las convulsiones.

11:53, el forense declara al condenado oficialmente muerto. Han pasado 110 minutos desde el comienzo de la ejecución.

Esta es la foto oficial que le hicieron al nota en el corredor de la muerte. Hay quien sostiene que la pena de muerte evita que se cometan asesinatos, pero, en este caso, sólo sirvió para incentivar a un demente con tendencias suicidas a matar.

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