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viernes, 7 de diciembre de 2007

El perdido arte de la frase para la historia. (¿Por qué no me callo?)

¿Cuándo fue la última vez que un político aportó a la historia una frase medianamente en condiciones por la que ser recordado? Basta sólo con repasar a los presidentes de la democracia española: "Puedo prometer y prometo", "Sin acritud", "España va bien"...Ufff, no llegan ni al aprobado. Palidecen en comparación a los grandes monstruos de la sentencia histórica: "Nunca tantos debieron tanto a tan pocos", "Sólo debemos tenerle miedo al miedo", "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país"...Oportunidades no faltaron, a menudo por desgracia: ¿Cuál fue la gran frase de Aznar el 11-M? ¿Y la de ZP cuando Equipo Terrorista Asesino volvió a matar?

Claramente el problema es que los "expertos en comunicación" que les escriben los discursos saben que a las masas les va la oratoria fácil y directa. Si, tras un atentado, un político dice algo del estilo: "Mientras quede un español en pie, España jamás hincará su rodilla ante esos asesinos", a más de uno habría que explicarle lo que significa la frase en cuestión. Es más práctico: "Jamás podrán con nosotros", pero me reconocerán que también es bastante menos bonito.

Resumiendo, que hemos pasado del "Yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos" al "¿Por qué no te callas?"


Los políticos parecen más preocupados del color de su corbata que del de sus ideas.

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