La canasta decisiva. Gloria o infierno en cuestión de centímetros, a capricho de las, dicen, exactas reglas de la física. Da igual que te juegues una medalla olímpica o el sector de la liga municipal. Si entra eres un héroe, y si no le da la maldita gana, te vas a casa con la cara de tonto tatuada en el gesto.
Como consuelo, este viejo anuncio de "tito Michael".
"He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera, he perdido casi 300 partidos, en 26 ocasiones han confiado en mí para que me jugara la canasta decisiva y fallé. He fracasado una y otra vez en mi vida, por eso tengo éxito".
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