Buscar en Mundo Jackson

viernes, 4 de abril de 2014

Duelo de Cabezones.

El chaval era bueno, tanto que, a los veinte años, ya preguntaban por él los equipos de primera división.

El chaval también era fiel y agradecido, y jamás iba a olvidar que aquel era su pueblo su equipo de siempre y don Alfredo el entrenador que le había ayudado a convertirse en lo que era.

Hasta ahora, todo perfecto, el problema era lo muy cabezón que era el chaval.

Don Alfredo dio por hecho que el chaval volaría alto tan pronto como le ofrecieran la alas, pero, sorpresa, el chaval decidía que aquel era su pueblo, su equipo y su entrenador, que él no era ningún traidor, y él de allí no se movía

Don Alfredo lo intentó por las buenas, habló con el chaval a solas, con el chaval en presencia de sus padres, habló con el cura para que hablara con el chaval, e incluso hasta logró que un periodista de la capital llamara en directo para intentar convencer al chaval.

Pero, ni por esas: el chaval era agradecido, fiel y cabezón.

En fin, tendría que ser por las malas -pensó don Alfredo-. ¡Y a cabezón no le ganaba nadie a él!

-Mira, chaval, esto lo hago por tu bien. No te pienso sacar pase lo que pase. Antes juega un muchacho del juvenil que tú. Y, para terminar de chincharte, te voy a convocar a todos los partidos. O sea, que si quieres jugar, te tienes que ir de aquí.

-Me da igual jugar o no, este es mi equipo y de aquí no me muevo.

-¡Mira, chaval, que yo soy el tío más cabezón del mundo!

-¡Ese soy yo, míster!

Y así fueron pasando los partidos, entre "que no te saco" y "yo no me muevo".

Y así fueron pasando la temporadas, entre "que no te pienso sacar" y "pues yo no me pienso mover"

Y así se retiró el chaval con 41 años, sin haber vuelto a jugar un partido en 21 años, pese a haber estado sentado en el banquillo en todos.

Lo dicho, que a aquellos dos paisanos, a cabezón, no les ganaba absolutamente nadie.

No hay comentarios: