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martes, 7 de mayo de 2013

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): Guerra Psicológica y (No Muy) Santa.

La idea fue (¡cómo no!) de Marcial, a "Spiderman" Sánchez le pareció estupenda y el Padre Cosme aceptó a regañadientes (pero aceptó). A Ivan, por supuesto, no le dijeron ni palabra.

Se trataba de una revolucionaria estrategia para el saque de faltas directas (siempre a cargo de "El Olegario", potente en el disparo, alejado en la dirección). Era, en suma, una combinación explosiva de jugada ensayada y guerra psicológica.

Llegó el gran momento: tiro libre en la frontal del área. "El Olegario" se apoderó del balón y lo depositó con mimo en el pedazo de césped más cercano, mientras se iba formando la barrera enemiga.

Y, entonces, por sorpresa, el Padre Cosme saltó al terreno de juego Santos Óleos en mano y se situó delante de la barrera.

-¡Hijos míos, conozco bien a ese muchacho que va a ejecutar el disparo, y es mi deber moral, como hombre de Dios, aconsejaros que os quitéis o, si alguno decide aguantar el tipo, ofrecerle el sacramento de la Extremaunción, pues si el balonazo os da de lleno, no se puede garantizar que las consecuencias no sean fatales...

El colegiado, bloqueado, dudaba si sacarle tarjeta amarilla. Al fin y al cabo, era un cura. Mientras, los chicos de la barrera se miraban entre ellos con cierto aire de preocupación. De hecho, todo apretaron con más fuerza las manos que cubrían sus partes pudendas.

Iván, por su parte, se había quedado petrificado en la banda, atónito ante un equipo que no parecía perder la capacidad de sorprenderle (para mal).

La falta se sacó sin más consecuencia que el balón pasando a tres metros por encima del larguero y cinco hombres de la barrera que se habían tirado cuerpo a tierra.

La astuta estrategema no se volvió a poner en práctica, por más que Marcial insistió en que su idea había sido todo un éxito.




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