-¡Hombre, Ortigosa!
-Buenas tardes, señores, por decir algo.
-Es un decir.
-¿La familia...?
-Dentro.
-¿Están las hijas?
-Las dos.
-En fin, voy a pasar a ver si les doy un poco de consuelo.
-Hasta ahora, Ortigosa.
-¿Tú crees que...?
-¡Seguro! En los lavabos, primero a una y luego a la otra, y, como se descuide, a la viuda también.
-Pero en estas circunstancias...
-¡Ya le has oído: "un poco de consuelo"!
-¡Pero es que...!
-A la "Portentosa de Ortigosa" nunca se le hacen ascos. Pregunta a cualquier fémina de la empresa.
-¡Joder, cómo debe ser la cosa!
-Yo siento tanta curiosidad que hasta me dan ganas de cambiar de acera.
-Ya veo, ya.
-¡Alvarito!
-¡Joder!, ¿qué querrá éste ahora?
-Dime, Azarías.
-¡Oye, cómprame unas participaciones de Lotería para mañana, que toca seguro!
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