-¡Bueno señores, me parece que aquí ya está todo el pescado vendido!
-Sí, ya hemos hecho lo que veníamos a hacer...y bien tarde que se nos ha hecho haciéndolo.
-Mirad, por ahí se va Ortigosa.
-¡Más fresco que una lechuga, después de lo suyo...!
-¡Tiene mérito!
-¿Cuántos habrán sido hoy?
-Pues -confirmados- los de las hijas, el de la mujer de García-Frutos y el de la empleada que vino a traer café y pastas, y luego me parece que también paso un rato a la sala de al lado.
-¡Este Ortigosa es un monstruo de la naturaleza!
-Bueno, vamos a despedirnos.
-Vamos pues.
-¡Arturo, que nos marchamos! ¿Has visto a tus cuñados?
-Están todos en la cafetería, discutiendo no sé qué cosa...¿Queréis un sandwich? Tengo vegetal, y jamón y queso.
-Hombre, se agradece. Pues nada, despídenos de ellos.
-¡Hola, señores!, ¿una papeletita para el sorteo de mañana?
-¡Hombre, Azarías!, ¿todavía sigues con la venta?
-¡Me está constando, me está costando...y eso que yo soy un vendedor nato!
-¡Sin duda!
-¿Quieres un sandwich?, tengo vegetal y de jamón y queso.
-Mira pues sí, que ya hace hambre...
-Sí, eso mismo les dije a mis cuñados, que iban a querer y seguro que luego no quedaban...Y no me he equivocado, porque vas ahora a la máquina y ni un sandwich...Bueno, la verdad es que no quedan porque los he sacado yo todos...
-Te cojo otro para mi señora, y una cervecita, que veo que también tienes...
-Sí, hombre, coge, coge.
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