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domingo, 5 de septiembre de 2010

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): Maroto Ataca de Nuevo.

Como si no tuviera bastante con liarla en el pueblo, ahora a Maroto se le habían cruzado los claves en un gran almacén de la capital de provincia, y se había hecho fuerte en los probadores, tomando a una dependienta como rehén.

Y para allá que habían mandado de Comandancia al Cabo Requejo, que tenía experiencia en tratar con el secuestrador.

Ahí le tenemos, en cuclillas, parapetado detrás de un mostrador de oportunidades (que ya sabemos cómo las gasta Maroto). A su lado, el subinspector García -de calva, traje y mostacho rigurosos- y la agente de la policía municipal Angelines Morales -tela de fea con o sin uniforme-.

-¡Maroto, que soy el Cabo Requejo! ¿Qué te pasa esta vez?

-Unos pantalones preciosos, pero que no hay de mi talla.

-(La madre que lo parió). ¿Y no te los pueden pedir a la fábrica?

-¡Que no, que los han dejado de hacer, por eso estaban de rebajas!

-¿Y en otro almacén?

-¡No, que le digo que ya he estado preguntando!

-(Joder)...¡Pues por lo menos suelta a la dependienta! Mira, aquí la agente Morales se cambia por ella.

-(Pero...¿Qué dice usted?)

-(Fíese de mí, póngase de pie).

Maroto asomó la jeta por la puerta de probadores.

-¡Y una mierda, a mí no me encasquetáis a ese cardo!

-¡Cardo tu madre, cabronazo!

-(Se quiere callar, Morales, que estamos negociando).

-(¡A por él que me voy, que a la hija de mi madre no la llama fea nadie!)

-¡Maroto, ríndete, que va Morales y tiene una mala leche que luego te vas a arrepentir!

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