De hecho, detrás de tantas y muchas fechorías de todo calibre, sólo se esconde la necesidad de ser objeto de un poquito de atención. Sí, es mucho más sencillo hacerse notar por las malas que por las buenas.
Desde el niño que llora hasta el hombre que le pega un tiro al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Ganas de llamar la atención.
El remedio que receta la sabiduría popular es no hacer caso. Mala medicina. La necesidad de protagonismo llevará a nuestro sujeto a una escalada en las hostilidades, a hacerla más gorda.
Hasta que le hagamos puñetero caso.

John Hinckley disparó contra el presidente Reagan en 1981 en un vano intentó de que Jodie Foster se fijara en él. La actriz no cayó en sus brazos (sí lo hicieron, en cambió, una nube de policías -tanto de la secreta como de la evidente-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario