y yo no las defendí, porque yo no era cuidadora.
(De hecho, las despedí por no hacerse con los niños).
Después pegaron a los profesores,
y yo no los defendí, porque yo no era profesor.
(Es más, yo les animé a que lo hicieran. ¡Suspender a mi chaval con un 4! ¡Qué coño!)
Entonces pegaron a los policías,
y yo no los defendí, porque yo no era policía.
(¡Que son chiquilladas, joder! ¿O es que ellos no han tenido 16 años? Además, si no tienen cojones, que se metan a otra cosa).
Finalmente vinieron a por mí,
y para entonces, ya no quedaba nadie para defenderme.
('O por la puerta tú solito, o por la ventana con nuestra ayuda', eso me dijo. ¡Joder con Alvarito y sus amigos!)”

Pues eso.
Por cierto, el poema que tan descaradamente he plagiado (homenajeado, que diría Woody Allen), no es de Bertolt Brecht, sino de Martin Niemöller.
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