El Hermano Valerio es el más firme defensor del deporte en el colegio. Nada contra corriente, porque allí se busca producir excelencia académica, y lo de correr detrás de una pelota es secundario. Pero esa corriente tan dura le da igual. El sigue organizando sus liguillas internas y apoyando a su "selección", flor y nata uniformada de los partidos de recreo. Ésa que juega contra otros colegios, ésa a cuyos jugadores dicen las malas lenguas que le tiene enchufe en su clase. (Lo cual, obviamente, es completamente mentira, pero sólo a medias).
"¡Ahhh, muy larga te la diste, Rosales!", resuena rotunda su voz castellana vieja y ronca, al tiempo que devuelve, de estiloso toque de zurda, el balón recién salido de banda. El que tuvo, retuvo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario