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martes, 29 de abril de 2008

Ética, estética y etiqueta de la celebración de un gol.

Pocas cosas dicen tanto de la verdadera naturaleza de una persona como su manera de celebrar un gol.

Recuerdo a Butragueño. Brazo en alto, impasible, quizás más pendiente de que sus compañeros no le hicieran daño con sus abrazos que de festejar el tanto. Y recuerdo también a su compañero de delantera, Hugo Sánchez. Totalmente antagónico al "Buitre" en su danza del guerrero goleador: la pirueta seguida de la chulería más desafiante con los puños en alto.

O aquel Raúl en su primer gol en el Bernabéu, corriendo como un pollo decapitado, sin saber exactamente cómo se celebraba marcar delante de tanto público. Su ritual fue variando, como un fiel reflejo de los cambios en su propia vida: desde el feliz marido que se besa un anillo, hasta el capitán desterrado que recuerda a todos un nombre que ha de volver.

Tantos y tantos goles, tantas y tantas alegrías reventando estadios, bares y salitas de estar...La elegancia de los brincos al infinito -como queriendo acariciar un pedazo de cielo-, la grosería de los cortes de mangas, las pilas humanas en el césped, los niños acunados...Sin olvidar los goles que pasaron de incógnito festivo, con ese delantero volando al centro del campo balón bajo el brazo, al tiempo que miraba al electrónico de reojo. ¡Aún se podía!

Pero, por encima de todos, me vienen a la mente la celebración de un gol que no celebré, (¿qué más me daba quién ganara el Mundial de España si no era España?) Pero resulta imposible ver el gesto desencajado de Tardelli sin sentir un señor escalofrío.

Atención también al comportamiento un tanto "macarrilla" de la policía hacia los enloquecidos suplentes italianos. Era 1982, llevábamos poquitos años de democracia en España y se notaba en detalles como éste. El realizador se da cuenta y rápidamente enfoca al entrañable presidente Sandro Pertini. 85 tacos y dándolo todo en el palco. Como debe ser.

5 comentarios:

Nemar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Dear Jackson,
Te olvidas de la celebración cucarachil, ¿o es que de esos jugadores del R. Madrid prefieres no acordarte?

Saludetes,

Duchess

Daniel Jackson dijo...

Tenía su aquel, por mucho que lo criticaran.

Take care.

Anónimo dijo...

Me parece que eres un poco merengue como yo. La verdad que algunas de las celebraciones de los goles son muy originales y graciosas.

Daniel Jackson dijo...

Mi dinero me cuesta ser merengue :-)

Gracias por los comentarios.