Y, si nadie lo evita, la enfermedad se transmite por vía hereditaria. Sus hijos estudiarán millones de cosas que les den acceso al chalet, el Mercedes y los restaurantes donde traen la cuenta en cartera de cuero. Pero también tendrá una ex (recuerdo del naufragio del barco del amor), hijos a los que no tienen tiempo para ir recoger al colegio elitista y una vida que no va a ninguna parte. Eso sí, en Business Class.
Pero yo me niego a llamar a eso éxito. La verdad es que no sé exactamente qué es o si quiero o puedo tenerlo, pero lo que tengo claro es que para mí nunca será todo ese dinero que tan caro compra don Fulanito.

No hay duda de que coches como éste son muy, muy caros. Mucha gente paga por ellos perderse la infancia de un hijo.
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