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miércoles, 17 de octubre de 2007

Hacer historia sin hacer el primo. (¿Te vienes a tomar la Bastilla?)

Es toda una responsabilidad hacer historia, no sólo por hacer historia en sí, sino por los efectos colaterales.

¿Cómo se siente uno sabiendo que millones de estudiantes y concursantes, por lo siglos de los siglos, van a sudar la gota gorda intentando recordar tu nombre? ¿Hay buena fe al respecto o todo lo contrario? Me explico, la cosa es el plan:

-¿Cuándo hacemos la batalla de las Navas de Tolosa?

-Mañana.

-No, mejor el año que viene, que es 1212 y la gente se va a acordar más fácil.

O, más bien:

-¿Elegimos a José Sánchez presidente?

-No, vamos a coger a Nicolás Salmerón, que es más chungo de memorizar. (Risotadas).

En último término, ¿se es consciente de que se está haciendo historia? Se dice:

-¿Te vienes a tomar la Bastilla y con ello derribar al Antiguo Régimen?

O, por el contrario:

-Mira, me voy a la Bastilla que se está montando un pitote que te cagas. Vente, liberamos a los siete presos que hay, nos cargamos a algunos militares y nos echamos unas risas.

No es nada sencillo hacer historia, no, señor.



Así veía el pintor Charles Thévenin lo de la toma de la Bastilla. Bastante desorganizado el tema. "Vamos para allá y vamos viendo sobre la marcha". A la izquierda, un defensor desarmado (vestido de marrón) intenta como último recurso cantar por Bertín Osborne para poner en fuga al enemigo. En el centro, el líder (de rojo) le pregunta a un muchacho por dónde quedan las celdas ("Por ahí, ¿no, chaval?), mientras que el típico nervioso-ansioso ya está pasando por la bayoneta a uno (derecha).

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