Su niño, "Peralín", era pecoso y curioso a partes iguales.
-Papá, ¿me haga de derechas o de izquierdas?
Ya le dije que el chaval tenía sus inquietudes.
Peral levantó la vista del periódico y se topó con la mirada grande e inquisitorial de su primogénito.
-Depende, hijo.
-¿De qué?
-Pues de si te cae más simpático Don Julián o Marcial.
Dada la críptica respuesta, Peral volvió a sus noticias impresas, y "Peralín", que sabía que su padre le daba el planteamiento de los problemas pero no le hacía las operaciones, se sentó -meditabundo y expectante- al pie del chiscón.
Al ratito, llegó Don Julián con la compra. Nada más verlo entrar, como activado por un resorte, Peral se levantó para lanzarse a su interceptación.
-Buenas tardes, Don Julián, deje que le lleve las bolsas.
Minutos después, el portero volvió del recado, jugueteando con la propina que le había dado Don Julían. "Peralín" puso su mejor pícara cara de angelito y su padre, con un guiño, le lanzó la moneda.
Al poco, entró Marcial cargado con un montón de libros. Peral le observó divertido desde la comodidad de su asiento.
-¿Te echo una mano, Marcial?
-Te lo agradezco, que esto pesa como una hipoteca.
Peral alivió la carga de Marcial tomando un par de volúmenes.
Al poco, Peral apareció silbando con las manos en los bolsillos, entró en su tabuco y retomó su lectura. "Peralín" no le regaló ninguna monería, pues sabía que con Marcial nunca caía propina, en cambió, puso su mejor tono solemne y le dijo.
-Papá, ya sé de qué soy.
Peral sonrió orgulloso de lo tan listísimo que era su niño.

1 comentario:
Y así empieza y acaba todo.
Aunque no se lo crea, tambien hay de esos que levantan el puño en alto con más gracejo que el mismísimo stalin y luego cobran unos 40.000 eurillos(sí, me estoy refiriendo a quien me estoy refiriendo)
Hay quienes dicen que el dinero mueve el mundo, tienen razón. Luego hay otros que dicen que es el amor el que mueve el mundo, también tienen razón; el amor al dinero.
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