Así, aquella princesita se hizo convertir en cisne, obligó a que un dragón la secuestrara, entró al servicio de unos mineros y hasta se fue a vivir con una Bestia. Y todo, por sentir el caluroso abrazo de no ser diferente.
Finalmente, fue rescatada por un príncipe que no tenía nada de especial, pero príncipe era al fin y al cabo, y se fue a vivir a un castillo encantado estándar.
Y, cosas de la vida, tendrá los hijos que se supone que debe tener, se comprará lo que todas las demás princesas se compran, e incluso se separará y se echará un amante, si es eso lo que todas deciden que hay que hacer.
Eso es lo que todos los personajes de este cuento tienen igual, que dicen ser y se creen diferentes. Sí, pero todos presentan las mismitas diferencias.
Y es que, por mucho que digan, en un cuento de hadas, nadie quiere hacer de "El Raro".

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