Los asesinos oficiales del Estado, señores funcionarios de la administración de justicia (por otro nombre, verdugos), lo primero que te exigen es una sentencia de muerte firmada por un juez. Luego, hay que notificarles certificado y con antelación el lugar y hora de la ejecución, abonarles viajes y dietas, asegurarse de que les traigan al sujeto custodiado y con esposas y, consumada la macabra gestión, se van por donde han venido y ahí te quedas tú con el fiambre (si están de buenas, igual te dan los "buenos días).
Y para otras muchísimas cosas, igualito.

Espero que si algún señor funcionario lee esto, se lo tome con sentido del humor y me perdone la broma. También espero que deje de leer blogs en horario de oficina y se ponga a trabajar para ganarse mis impuestos.
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