Buscar en Mundo Jackson

domingo, 3 de septiembre de 2017

La Receta del Diablo (10).

-¡Joder, ha tenido suerte! ¡Es el bueno!

El teniente Saint James no quería mirar -su conciencia, mejor dicho-, pero acabó haciéndolo. Los seres humanos somos todos una pandilla de morbosos. ¿Para qué negarlo? ¿Quién se puede resistir a verle la cara a un verdugo de verdad?

-¿Cómo sabe usted tanto de él, padre?

-Yo lo sé todo, hijo. Es una característica de los de mi empresa, empezando por el Jefe.

-¿Y sabe usted si necesita que le dé alguna información?

El padre Lafferty le miró con una tremenda cara de guasa.

-No, chaval, no será necesario que hables con él, a no ser que necesites que él te explique una o dos cosas.

-¿Tan bueno es?

-¡Una jodida máquina de matar!

-Entonces, será todo rápido.

-No os vais a dar ni cuenta.

-Espero que sí.

-Anda, vámonos a descansar un poco, que para estas cosas hay que estar toda la noche en vela, Es lo único malo que tienen.

-Joder, páter, con perdón.

-Ja, ja, ja.

Según salían de la prisión, se cruzaron con el abogado Hills. Intercambiaron un saludo breve, formal y forzado.

-¡Éste tampoco va a dormir ni un minuto hoy, chaval! ¡Qué manera de perder el tiempo, Holz ya es hombre muerto! ¡Le admiro la fe que tiene!, lo cual, viniendo de un hombre como yo, tiene mucho mérito.

-Pues a mí me parecía que iba hasta casi sonriendo.

No hay comentarios: