Tenía otras cosas que hacer, pero en el mundo escolar lo urgente
siempre tiene preferencia sobre lo importante.
-Hola, Creo que me ha llamado el padre Tomás.
La secretaria le miró como si no tuviera ni idea de quién era él.
Esa señora o era una inútil o una mala persona. Quizás, las dos
cosas.
-Padre Tomás, el profesor nuevo de inglés está aquí -comunicó
por el interfono.
Parecía que la sospecha se confirmaba a medias.
-Que pase.
En fin, vista, suerte y al toro.
-Con permiso, padre Tomás.
-Siéntese.
La voz del Caimán hacía honor a su apelativo. Tenía un
inquietante punto de ronquera e iba mascando las palabras y los
sonidos, como quien devora lentamente a una pajarito.
-Gracias. Buenos días.
Nunca una silla tan confortable le había parecido tan incómoda.
-Supongo que sabrá para qué le he hecho venir.
Podían ser tantas cosas.
-Pues..., lo cierto es que no.
-Mire, iré al grano. Parece ser que le ha desaparecido un cuaderno
de ejercicios a uno de sus alumnos, Álvaro Pizarro Ángulo, en
concreto.
¿Por esa tontería le había llamado? Aunque, por otro lado, si le
había llamado por eso, seguro que no era ninguna tontería.
-Sí, sí, pero yo creo que igual se lo ha dejado en casa.
-No, no se lo ha dejado en casa. Su madre en persona me lo ha
confirmado. Lo trajo al aula.
Tuvieron esas palabras un aire de irritación que le heló la sangre
al pobre Big Ben.
-Pues, no sé...Se lo habrá quitado algún alumno, por hacerle una
broma. Cosas de críos. ¡Qué le voy a contar a usted!
-En este colegio, no nos hacen gracia ese tipo de bromas.
La irritación del Caimán crecía, a la misma velocidad que las
manos del Big Ben empezaban a sudar.
-Bueno, se lo comenté a la tutora y no le dio mucha importancia.
-Debe usted aprender que este colegio cada uno se limpia su propia
inmundicia. Las incidencias dentro de sus clases son asunto suyo, no
de la tutora.
-Entiendo. Perdón -en ese preciso instante, el Big Ben habría dado
su reino por un inodoro.
-Mire, no puedo perder más tiempo con este asunto. Sólo espero que
ese cuaderno de ejercicios aparezca de inmediato.
-Si el problema es el cuaderno, yo compro otro de mi bolsillo.
-No quiero un cuaderno de ejercicios, quiero el cuaderno de
ejercicios de Álvaro Pizarro, y lo quiero de inmediato. Fin de la
entrevista. Bueno días.
-Buenos días.
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