-Habla usted muy bien inglés -una palabra amable siempre relaja el ambiente antes de una reunión (aunque fuera mentira, que a duras conseguía el presidente entender a aquel tipo).
-Es que mi bisabuelo era irlandés.
-¡Ah, claro, "Díaz-Pitt"!
-Sí, pero que quede claro que yo español como el que más.
-Por supuesto.
-En fin, vayamos al grano.
-Sí, general, mire...Hemos estado analizando la situación de su país, y la verdad es que es todo muy complejo.
-En efecto, estamos invadidos por las hordas de los moros, rojos, separatistas y tibios. Luchamos en todos esos frentes a la vez.
-En efecto, me parece que lo su país necesita es hacer borrón y cuenta nueva.
-No le entiendo.
-Sí, volver a sus inicios, al principio, al origen de la nación. Es la única manera de regenerar su patria.
-¿Y eso en qué se concreta?
-Que se deje usted de tonterías y, con su leales y en las tierras que domina, refunde el reino de Castilla.
-¿Castilla?
-Exacto. De Castilla nació España en la Edad Media, y lo volverá a hacer.
-¡Castilla!
-Sí, y nada de general. Usted ha de ser un nuevo rey, un monarca salvador, un nuevo soberano que engendre una patria nueva. ¿Cómo se llama usted?
-Camilo.
-Camilo I, el Salvador.
-¡El Salvador!
-¿Le gusta?
-Hombre, a mí me haría más ilusión, "el Bravo".
-¡Pues hecho! "Camilo I, el Bravo".
-¿Y contaré con su apoyo?
-Por supuesto, apoyo incondicional. Pero, de momento, lo que tiene que hacer es centrarse en fortalecer su autoridad interna, darle a Castilla una estructura fuerte. Y luego, con nuestro apoyo, liquidar a toda esa chusma que le rodea.
-¡Camilo I, el Bravo!
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