Buscar en Mundo Jackson

viernes, 18 de julio de 2014

Torno Intempestivo

La gente, en broma, dice que los que trabajan de madrugada ponen cada día las calles. Es una broma, pero no una exageración.

Sin Nacho, y sin tanta gente como Nacho, la ciudad no podría ponerse en marcha, así de simple. El Metro son las venas que permiten respirar a un urbe.

Trabajaba a deshoras, pero, al menos, aquello solía estar tranquilo. Aunque, esa noche, ni eso.

Las puertas se abrieron y, como un ladrón, el señor alcalde bajó por las escaleras e, igual que un niño que visita unos grandes almacenes por primera vez, se paró en mitad del vestíbulo con la mirada fija en todas partes.

-Dame un billete.

Uno de las hormigas trajeadas del séquito consistorial sacó un taco de tickets del bolsillo y le entregó uno a su democrático amo.

-Aquí está.

-Bien...Se entra por ahí, ¿no?

El señora alcalde se dirigió a los tornos con paso firme y se detuvo ante ellos. Con gesto confundido, intentó adivinar cómo diablos funcionaba aquello. Tardó unos segundos en rendirse. El señor alcalde nunca fue un hombre paciente.

-A ver, tú, ¿cómo coño va esto?

Nacho se encogió de hombros, tomó el billete y lo metió par la ranura.

-¿Empujo?

Nacho asintió con una sonrisa resignada.

La secuencia se repitió hasta en 17 ocasiones, hasta que se gastó el taco. Al señor alcalde no le gustaba dejar cosas a la improvisación, era un perfeccionista.

Al día siguiente, navegando en ese mar de flashes, sonrisas y aplausos donde tan a gusto se sentía, el señor alcalde viajó en transporte público a su despacho de medio centenar de metros cuadrados. Convenía, dada la coyuntura.

-¡Se ve que tiene usted práctica, señor alcalde!

-¡Es que uso el Metro con muchas más frecuencia de lo que la gente se cree!

No hay comentarios: